LEYENDAS SALTUREÑAS
Tomadas y ampliadas de: Breve historia de Saltur: Alejandro Segura, 1998
EL REMOLINO DIABÓLICO
Era el viernes santo del año 1954, y en Saltur se tenía por costumbre ir a
huaquear. Uno de tantos profanadores de
tumbas de aquel día fue Quiroz. Ya era casi el mediodía y como siempre el calor
era muy sofocante, Quiroz estaba muy agotado luego de haber chuseado y cavado unos
dos metros en la polvorienta huaca en
busca de tesoros. Una vez más plantó su chuso y este le marcó la huella de los huesos de un muerto;
con mucho cuidado siguió excavando hasta encontrarlo y luego dejando palana y
chuso, con sus manos empezó a buscar entre los huesos y el polvo en el que muerto
había quedado. De pronto se dejó ver el brillante dorado de una gran pieza de
oro, el afortunado huaquero aún no terminaba de desenterrarla para entender de
qué se trataba, cuando de repente una extraña voz lo sorprendió. Arriba y
detrás de él, un extraño hombre vestido de blanco y un gran sombrero le daba las felicitaciones por su hallazgo, y casi en
forma simultánea emergió un gran remolino del interior del hueco, que asustó a
Quiroz, quien de un gran salto logró salir, pero sin la pieza de oro. Él miró a
su alrededor para encontrar al misterioso
personaje y pedirle ayuda para volver a ingresar al pozo por la joya de
oro, pero quedó muy sorprendido porque el misterioso personaje había
desaparecido; luego tuvo un gran susto
porque ni siquiera encontró las huellas
de la extraña presencia, de inmediato
corrió a su casa para que su esposa, quien era curandera, “lo limpiara del
susto”.
Ella tomando un gran trozo de
alumbre pasó por todo el cuerpo de su esposo y luego lo quemó para descubrir el misterio de lo que había
sucedido, dándose con el asombro de ver transformado el trozo de alumbre en la
horrible figura de un ser infernal híbrido, con patas de
cabra, cola, un tridente en la mano, cuernos en la cabeza y cubierto con una
capa sobre su espalda, quien al parecer quiso enterrar
vivo en la huaca al intrépido profanador.
EL CARBUNCO
Cuando Saltur aún tenía pocos pobladores y sus casas y calles aún no tenían luz eléctrica, la gente
evitaba salir en la oscuridad de la noche, especialmente en luna nueva, porque
siempre se les aparecían cosas muy espantosas. Sin embargo algunas no lo eran
tanto, como es el caso de un pequeño y extraño animal que tenía un poco de
chancho y otro poco de añáz. Este raro animal era visto siempre
recorriendo las faldas del cerro; pero
lo que más llamaba la atención de quienes lo encontraban, era la bola
resplandeciente que llevaba en la frente. Muchos saltureños perseguían a este
animal para atraparlo, porque estaban seguros que en la cabeza llevaba una bola
de oro, pero nadie lograba atraparlo. Al poco tiempo descubrieron que cuando
este extraño animal se cruzaba junto las cabras
u otro ganado, estos morían con una extraña enfermedad que los hacía
babear. A pesar de los grandes esfuerzos, nunca
pudieron atraparlo. Entonces todos empezaron a pensar que era el mismo Satanás encarnado en este
animal. Otros decían que este era el guardián de todos los
tesoros enterrados en las huacas y que transformándose en cualquier otro ser,
impedía de cualquier manera que los tesoros de la huaca fueran desenterrados.
LOS BUSCA PADRINOS
Los regadores de los campos de caña del turno de noche , constantemente
eran perseguidos por unos hombrecillos que vestían su ternito color blanco y un gran sombrero. Estos
pequeños eran muy traviesos. Cuando los regadores se encontraban alejados de
sus cosas, estos se acercaban a ellas para esconderlas y luego los silbaban o
los llamaban por sus nombres, los regadores pensando que era alguno de sus compañeros de trabajo acudían al llamado, y al
no encontrar a nadie y ni a sus cosas, sentían mucho temor. Luego se escuchaba
las carcajadas de niños. Estos eran los duendecillos traviesos. Los regadores
nocturnos poco a poco se fueron acostumbrando a estas bromas de mal gusto y ya
no les tenían miedo, si no al contrario les tenían lástima. Don Baltasar
Santoyo decía que estos eran criaturas moras, por que habían muerto sin
ser bautizados y sus almas recorren por las noches buscando agua bendita y
padrinos.
EL FERROCARRIL ENCANTADO DE SALTUR
Uno de los ferrocarriles de la hacienda llamado “la mama diabla” era siempre el
encargado del transporte de cortadores y cargueros de caña desde Pomalca hacia
los campos de Saltur. A las 6 de la mañana ya estaba llegando a la estación,
pero este se anunciaba con su característico pitido desde el puente, cuando se
disponía a atravesarlo. En una ocasión
el pitido del ferrocarril fue escuchado por todos los pobladores a la media
noche, por lo que causó mucha extrañeza en todos los saltureños. Casi todos
salieron a su encuentro, pero este nunca llegó. Los extraños pitidos de
inexistentes llegadas, se sucedieron muchos días viernes y por largo tiempo,
pero ya nadie salía al encuentro. Todos estaban convencidos que esta máquina
estaba compactada con el diablo, y que en estos misteriosos anuncios
transportaba a las almas de los obreros que con sus vidas pagaron el precio de
pacto que hicieron los dueños de Pomalca con el diablo, por conseguir la
riqueza de esta gran hacienda azucarera.