lunes, 27 de enero de 2014

LEYENDAS SALTUREÑAS

LEYENDAS SALTUREÑAS
Tomadas y ampliadas de: Breve historia de Saltur: Alejandro Segura,  1998

EL  REMOLINO DIABÓLICO
Era el viernes santo del año 1954, y en Saltur se tenía por costumbre ir a huaquear.  Uno de tantos profanadores de tumbas de aquel día fue Quiroz. Ya era casi el mediodía y como siempre el calor era muy sofocante, Quiroz estaba muy agotado luego de haber chuseado y cavado unos dos metros en la polvorienta huaca  en busca de tesoros. Una vez más plantó su chuso  y este le marcó la huella de los huesos de un muerto; con mucho cuidado siguió excavando hasta encontrarlo y luego dejando palana y chuso, con sus manos empezó a buscar entre los huesos y el polvo en el que muerto había quedado. De pronto se dejó ver el brillante dorado de una gran pieza de oro, el afortunado huaquero aún no terminaba de desenterrarla para entender de qué se trataba,   cuando de repente   una extraña voz lo sorprendió. Arriba y detrás de él, un extraño hombre vestido de blanco y un gran sombrero  le daba  las felicitaciones por su hallazgo, y casi en forma simultánea emergió un gran remolino del interior del hueco, que asustó a Quiroz, quien de un gran salto logró salir, pero sin la pieza de oro. Él miró a su alrededor para encontrar al misterioso  personaje y pedirle ayuda para volver a ingresar al pozo por la joya de oro, pero quedó muy sorprendido porque el misterioso personaje había desaparecido; luego tuvo  un gran susto porque ni siquiera encontró  las huellas de la extraña  presencia, de inmediato corrió a su casa para que su esposa, quien era curandera, “lo limpiara del susto”.
Ella  tomando un gran trozo de alumbre pasó por todo el cuerpo de su esposo y luego lo quemó para  descubrir el misterio de lo que había sucedido, dándose con el asombro de ver transformado el trozo de alumbre en la horrible figura de un ser infernal híbrido, con patas de cabra, cola, un tridente en la mano, cuernos en la cabeza y cubierto con una capa sobre su espalda, quien al parecer quiso enterrar vivo en la huaca al intrépido profanador.

EL CARBUNCO
Cuando Saltur aún tenía pocos pobladores y sus casas y calles   aún no tenían luz eléctrica, la gente evitaba salir en la oscuridad de la noche, especialmente en luna nueva, porque siempre se les aparecían cosas muy espantosas. Sin embargo algunas no lo eran tanto, como es el caso de un pequeño y extraño animal que tenía un poco de chancho y otro poco de añáz. Este raro animal era visto siempre recorriendo  las faldas del cerro; pero lo que más llamaba la atención de quienes lo encontraban, era la bola resplandeciente que llevaba en la frente. Muchos saltureños perseguían a este animal para atraparlo, porque estaban seguros que en la cabeza llevaba una bola de oro, pero nadie lograba atraparlo. Al poco tiempo descubrieron que cuando este extraño animal se cruzaba junto las cabras  u otro ganado, estos morían con una extraña enfermedad que los hacía babear. A pesar de los grandes esfuerzos, nunca  pudieron atraparlo. Entonces todos empezaron a pensar que  era el mismo Satanás encarnado en este animal. Otros   decían que este era el guardián de todos los tesoros enterrados en las huacas y que transformándose en cualquier otro ser, impedía de cualquier manera que los tesoros de la huaca fueran desenterrados.

LOS BUSCA PADRINOS
Los regadores de los campos de caña del turno de noche , constantemente eran perseguidos por unos hombrecillos que vestían  su ternito color blanco y un gran sombrero. Estos pequeños eran muy traviesos. Cuando los regadores se encontraban alejados de sus cosas, estos se acercaban a ellas para esconderlas y luego los silbaban o los llamaban por sus nombres, los regadores pensando que era  alguno de sus  compañeros de trabajo acudían al llamado, y al no encontrar a nadie y ni a sus cosas, sentían mucho temor. Luego se escuchaba las carcajadas de niños. Estos eran los duendecillos traviesos. Los regadores nocturnos poco a poco se fueron acostumbrando a estas bromas de mal gusto y ya no les tenían miedo, si no al contrario les tenían lástima. Don Baltasar Santoyo  decía que estos eran   criaturas moras, por que habían muerto sin ser bautizados y sus almas recorren por las noches buscando agua bendita y padrinos.

EL FERROCARRIL ENCANTADO DE SALTUR

Uno de los ferrocarriles de la hacienda  llamado “la mama diabla” era siempre el encargado del transporte de cortadores y cargueros de caña desde Pomalca hacia los campos de Saltur. A las 6 de la mañana ya estaba llegando a la estación, pero este se anunciaba con su característico pitido desde el puente, cuando se disponía  a atravesarlo. En una ocasión el pitido del ferrocarril fue escuchado por todos los pobladores a la media noche, por lo que causó mucha extrañeza en todos los saltureños. Casi todos salieron a su encuentro, pero este nunca llegó. Los extraños pitidos de inexistentes llegadas, se sucedieron muchos días viernes y por largo tiempo, pero ya nadie salía al encuentro. Todos estaban convencidos que esta máquina estaba compactada con el diablo, y que en estos misteriosos anuncios transportaba a las almas de los obreros que con sus vidas pagaron el precio de pacto que hicieron los dueños de Pomalca con el diablo, por conseguir la riqueza de esta gran hacienda azucarera.  

2 comentarios:

Unknown dijo...

Como saltureño, agradecido con el Prof. Elmer por la información de nuestro querido pueblo SALTUR.

Unknown dijo...

Muy interesante todo me encantó saber sobre las leyendas de u a parte de chiclayo