martes, 23 de septiembre de 2008

la chicha, una vieja tradición saltureña

LA CHICHA, UNA VIEJA TRADICIÓN SALTURAÑA

Según la Real Academia Española y otros autores, la palabra chicha tiene su origen en el vocablo chichab, palabra perteneciente al dialecto kuna (los kuna fueron antiguos pobladores de Centroamérica ) y chichab era el nombre que este pueblo daba al maíz, sin embargo según el aztequista Luís Cabrera, el origen de esta palabra estaría en la lengua náhuatl (lengua aborigen de México). Dice Cabrera que chichiatl, es una palabra compuesta que significa "agua fermentada", compuesto con el verbo chicha (agriar una bebida) y el sufijo -atl'(agua), cosa de semánticos, pero parece ser que la chicha nace en el Perú de casualidad. Según se cuenta durante el reinado de Túpac Yupanqui las lluvias erosionaron los silos donde se guardaba el maíz, como resultado, los granos de maíz fermentaron y en los depósitos de arcilla se formó la malta de maíz. El Inca para evitar desechar el maíz, ordenó distribuir la malta para que fuera aprovechado en forma de mote ( maíz cocido en agua) pero dada las características organolépticas desconocidas del maíz, la terminaron desechando. Aquí es cuando se descubre: un hambriento, rebuscando en los desperdicios encontró la sustancia y la consumió y se dio una borrachera de “padre y señor mió”. Este sería el más lejano antepasado peruano de nuestros ilustres chicheros saltureños, lástima que no se conoce su nombre. Y fue así amigo lector como en el antiguo Perú, se descubrió el valor alcohólico del maíz. Y cual sería entonces la historia del consumo de la chicha en Saltur, nuestro amigo Pedro Coico Morales colaborando con nuestra revista nos ha alcanzado el siguiente informe:
La chicha en este lugar ha seguido el camino de quienes vinieron a poblar estas tierras, tiempos hubo en que a la ranchería que en sus primeros tiempos fue Saltur, llegaron familias provenientes de la zona de Monsefú y el antiguo Larán. En esas familias llegaron mujeres que traían con ellas los conocimientos de cómo preparar la chicha “embotellada” aquella que tenía como ingredientes la jora y el chancaca en vez de azúcar, algunas veces un endulzante líquido y espeso muy emparentado con la melaza. En aquellos tiempos las chicheras de Saltur iban a la calle Cuglievan en Chiclayo, donde se vendían en carretas tiradas por mulas que traían gran cantidad de pipas de madera llenas de este producto, también podía verse la chancaca apilada, tortas pequeñas envueltas en chante y la jora en sacos de yute. Estos ingredientes mas algunos “secretos” sometidos a nocturnos hervores daba como producto la “chicha embotellada”, botella de cristal, tapa de corcho anudada con un pabilo o cabuya. Dejaban dormir esta chicha en sus envases por tres días y “era como haber encerrado al diablo en esos envases” como decía mi compadre, quien en paz descanse, era muy aficionado al “barro”, como le dicen hoy a la chicha. A esta generación, pero en tiempos más recientes, pertenecen: doña Carmen Sandoval, Juana Chiroque, su hija Maximina Chiroque, la señora “Parda”, doña Tomasita, la china limpia, la señora de Durand, la “pato asao”, y otras, que en el año 1990 llegaron a mas de 30, siendo la producción total de 7200 litros. Actualmente la demanda de chicha ha disminuido, pero no deja de haber unos 20 chicheríos cuyo consumo semanal es de 1892 galones. Dato curioso que he recogido es que los chicheros dicen, vamos a empujarle “una base” y después enjuagamos con cerveza, que en buen romance significa: primero consumimos chicha hasta donde se pueda y después tomamos cerveza. Otro dato es que en toda chichería hay caseritos que rayan, es decir chupan dos días seguidos y si no se quedan a dormir, es por que no hay hospedaje, pero tan seguro como que saldrá el sol, al siguiente día estarán pidiendo su chicha, pero con el ingeniero Villegas que los tiene al breque, se está perdiendo esta costumbre, lo que si persiste es que el caserito tiene separada su lata en forma semanal y llegue o no, caballero no más, tendrá que pagarla. Quisiera mencionar el nombre de los más insignes chicheros de nuestro pueblo, pero temo que se acuerden de mi madrecita.
Colaboración :Pedro Coico Morales

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