martes, 29 de julio de 2008

La Aradora a vapor

El gran impulso que trajo el ferrocarril a la industria azucarera, hizo también que el trabajo del campo se tecnificara. Las yuntas de bueyes no se abastecían para arar grandes extensiones de terrenos, que cada día aumentaban, pues los hacendados adquirían nuevas tierras. La llegada de la aradora a vapor fue la solución a este problema. Esta locomotora tenía la ventaja de recorrer por caminos ordinarios, no necesitaba de rieles para trasladarse, pero era muy lenta.
Estas grandes máquinas debieron llegar junto al ferrocarril, por el año 1912, eran tan pesadas que sus ruedas estaban diseñadas lo bastante anchas para no hundirse y llevaban unos resaltos para aumentar la adherencia, en ocasiones cuando el suelo lo requería, se le empernaba unas grandes cuñas en unos agujeros que tenían las ruedas para evitar patinar, de modo que al avanzar parecían arañar la tierra.
Hacían su labor de arado en pareja. Se ubicaban hasta unos 200 m. de distancia a uno y otro lado del campo que debería de ararse, estando ambas detenidas y unidas por un cable de acero de 3 pulgadas de grosor, en la que en uno de los extremos se había acoplado un arado de 5 cuchillas. Turnándose jalaban el cable par enrollarlo en un gran carreto que se ubicaba en la parte inferior, luego ambas avanzaban en la misma dirección, se les cambiaba el sentido de las cuchillas del arado y a la señal de un silbato que la locomotora emitía, la siguiente hacía la misma labor.
Esta máquina, al igual que el ferrocarril funcionaba a vapor, por lo que necesitaba de agua, leña y broza para trabajar; tres obreros se encargaban de hacerla funcionar, el maquinista, el fogonero y el aguatero. Dejó de laborar a finales de los años cincuenta del siglo pasado cuando son reemplazados por los tractores de oruga.

MEFG

No hay comentarios: